El otro día encontré el siguiente artículo, extraído de Xatakaciencia:
Un grupo de gusanos planos (D. japonica) fueron enviados a la Estación Espacial Internacional para ser sometidos a diversos experimentos a propósito de cómo les afectaba la microgravedad. Sin embargo, tras pasar cinco semanas en órbita, regresaron a la Tierra y algo ha cambiado en ellos.
Cuando se amputaban, se regeneraban creando dos cabezas, lo que evidencia que las condiciones del espacio pueden tener consecuencias anatómicas, conductuales y bacteriológicas.
Los efectos de la microgravedad
Según el estudio que ha analizado a estos gusanos, publicado en Regeneration, ahora podemos empezar a entender un poco mejor cómo las fuerzas físicas influyen en la forma del cuerpo y la toma de decisiones celulares. Estos gusanos planos, que se regeneran fácilmente cuando son amputados, regresaron a la Tierra con cambios en su cuerpo que los diferenciaban de sus homólogos terrestres.
Uno de los fragmentos amputados enviados al espacio se regeneró en un raro gusano de doble cabeza, pero lo más sorprendente es que esta bicefalia ya estaba inscrita en el cuerpo de forma permanente: cuando, ya en la Tierra, los investigadores amputaron ambas cabezas del gusano expuesto al espacio, el fragmento central sin cabeza se regeneró en un gusano de doble cabeza.
Los investigadores también analizaron el microbioma del gusano y determinaron que había una diferencia significativa entre las comunidades bacterianas de gusanos espaciales en comparación con el grupo control.
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