Desde que hace 12 ó 15 mil años –algunos estudios apuntan a tan sólo 7.000- algunos perros se acercaron a algún grupo de humanos para aprovechar los desperdicios que éstos dejaban, siempre nos han acompañado y con el tiempo, además de su compañía, nos ayudan en muchos otros menesteres.
En efecto, el perro presta muchos otros servicios a la sociedad: perro guía para invidentes, tiran de trineos, sirven como pastores, encuentran personas pérdidas o sepultadas tras terremotos o aludes, pueden ser excelentes cazadores. También pueden ser útiles en menesteres menos trascendentes pero muy interesantes como la búsqueda de trufas (antes se hacía con cerdos, pero el perro tiene la ventaja de que no se las come).
La mayoría de estas capacidades están relacionadas con el excepcional sentido del olfato que poseen.
Efectivamente, los perros pueden oler mucho mejor que nosotros, están mucho mejor dotados para ello.
Las células responsables de que un animal tenga la capacidad de percibir distintas moléculas en el aire y tener, por tanto, un olfato más o menos fino, forman un tapiz en la cavidad nasal. Pues bien, un perro tiene el epitelio nasal 125 veces más desarrollado que los humanos –algunos estudios indican que la diferencia es aún mayor-, así que tienen la capacidad de percibir los olores entre 10.000 y 100.000 veces mejor que nosotros.
Las personas poseemos alrededor de 3 cms2 de epitelio olfatorio, mientras que algunos perros como el Beagle, llegan a tener 170 cm2. Además, por si esto no fuera suficiente, tienen una mayor proporción de nervios que llevarán esa información recibida por el epitelio nasal al cerebro, así nosotros tenemos 5 millones de receptores olfativos, mientras que un perro puede llegar a los 220 millones.
Además, la cavidad nasal de los canes posee múltiples recovecos que hacen que el aire inspirado permanezca más tiempo y que, por lo tanto, cualquier esencia que se encuentre en él sea procesada más detenidamente y se obtenga más información de la misma. También es importante observar que el aire espirado se elimina lateralmente, de modo que no se inhale nuevamente.
Por fin, su cerebro tiene la porción destinada a descifrar los olores, mucho mayor que el nuestro.
De hecho, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que los perros perciben el mundo a través del olfato, un perro está más desvalido si pierde su olfato que si pierde la visión.
Hemos visto múltiples utilidades que el excepcional olfato de los canes puede tener para nosotros, sin embargo; hay nuevos usos y beneficios, menos conocidos, que pasamos a describir:
Un hallazgo que se viene estudiando desde el año 1994 es la capacidad de los perros de oler en muestras de orina la presencia de cáncer de próstata en el paciente. Si bien este uso es aún limitado, en algunos casos, los perros entrenados fueron capaces de detectar tumoraciones aún no posibles de diagnosticar mediante otros medios.
En estudios más recientes, hechos con muestras de aire exhalado por pacientes con cáncer de mama o pulmón, los perros detectaron los positivos en un rango entre el 88% y 100% de los casos. Estos estudios se están desarrollando ahora para diagnosticar el cáncer de ovario.
He aquí el consejo que presta el doctor responsable de estos ensayos: si su perro le huele una determinada zona del cuerpo de forma repetitiva y este es un comportamiento nuevo…quizá le esté queriendo decir algo.
Pero más allá de estos usos un tanto infrecuentes –por ahora- la sociedad utiliza el fino sentido del olfato de los perros para muchos fines: Son capaces de detectar drogas, explosivos e incluso billetes de curso legal. Pero sus habilidades van mucho más allá de estos usos más o menos frecuentes, veamos otras posibilidades:
Detectar enfermedades que afectan a las colmenas de abejas. Concretamente la loque americana. Pues bien, para los apicultores es muy importante identificar y tratar las colonias infectadas antes de que los síntomas sean evidentes. Para este fin, se entrena a perros que pueden detectar las colmenas infectadas mucho más rápidamente de modo que los apicultores pueden aplicar los tratamientos de manera temprana y evitar así la muerte de la colmena.
Detectar el material del que están hechos los DVDs. El comercio ilegal de DVD está muy extendido, especialmente en Asia, por ello la policía de aquellos países entrena a perros para que sean capaces de detectar policarbonato, uno de los materiales con el que se fabrican estos discos.
Encontrar excrementos de ballena. Aunque parezca increíble, hay personas muy interesadas en estos restos: los científicos. De este modo pueden conocer la dieta de estos cetáceos y evaluar su salud. Pues bien, el problema reside en que las boñigas de estos animales se hunden 30 minutos después de ser evacuadas. Por ello los perros son un instrumento muy útil para encontrarlas antes de que se sumerjan para siempre.
Diabetes: Como hemos explicado previamente con algunos tipos de cáncer, también hay perros que son capaces de oler la diabetes. Concretamente detectan cuándo una persona va a tener una crisis hipoglucémica.
Chinches de las camas: estos molestos parásitos siguen estando presentes en muchos lugares. Son difíciles de ver y de combatir. Y cuando se hacen fuertes en un hotel pueden conducir a la ruina del negocio. Por ello se ha entrenado a perros para que los detecten. Y son capaces de hacerlo con total precisión: hasta un 96%.
Cuerpos de personas ahogadas y sumergidas: La policía de los EEUU tiene perros entrenados para este fin: hallar cadáveres sumergidos. Personas que han fallecido ahogadas y cuyo cuerpo sólo puede ser hallado por perros capaces de detectar el olor de un cuerpo en descomposición incluso en lugares con fuertes corrientes. Llegan a detectar un cadáver que se encuentre hasta 30 metros bajo la superficie.
Y por si todo lo anterior no era suficiente, los perros pueden también adiestrarse para encontrar caracoles.
Pero no, no para hacer las delicias de los gastrónomos más refinados sino como parte de un plan para eliminar especies invasoras, en concreto una especie gigante (puede alcanzar los 20 cms) de caracol terrestre africano que se ha hecho presente en el sur de Estados Unidos y que ha llegado incluso a la mayor de las islas Galápagos. Este molusco se come las cosechas en una ávida búsqueda de calcio para sus conchas. Al no tener enemigos fuera de su hábitat natural, prolifera incontroladamente. Pues bien, también para este problema los perros representan, con su magnífico olfato, una solución ya que pueden detectar tanto adultos como sus huevos y permitir así su erradicación.
La altísima sensibilidad del órgano olfatorio canino representa una herramienta imprescindible para muchísimos usos como hemos visto. Con toda probabilidad en el futuro veremos nuevas aplicaciones: por ejemplo: detectar la ovulación…ya hay equipos estudiando esta posibilidad.
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