Clever Hans, el caballo que sabía matemáticas


De nuevo volvemos a hablar de caballos, aunque esta vez en lugar de relacionarlos con la vida militar, trataremos sobre caballos y matemáticas. Les voy a hablar de Clever Hans, algo así como el Inteligente Hans, que es el nombre con el que un caballo alemán pasó a la historia. Su nombre en alemán, por cierto, era Hans der Kluge. A finales del siglo XIX este animal y su dueño se hicieron muy populares porque el animal sabía contar, nada más y nada menos. 

El espectáculo era digno de ver y atraía a mucho público, por lo que el caballo iba de un lugar a otro exhibiendo su extraordinaria capacidad. Clever Hans era capaz de responder preguntas matemáticas simples, como sumas de números pequeños, pero también era capaz de ir más allá y responder preguntas más complicadas, siempre que el resultado fuera numérico. 




El entrenador del caballo, Wilhelm von Osten, aseguraba que había trabajado duro para conseguirlo, para desarrollar esas capacidades matemáticas en el animal. Clever Hans sabía sumar, entre otras cosas, pero no sabía hablar, así que daba las respuestas pateando el suelo con una pata. Por ejemplo, si alguien le pregunta la hora, daba golpes en el suelo hasta indicar la hora. ¡Y acertaba!. 

La fama del animal crecía y saltaba fronteras, y entonces llegaron las pruebas científicas. A comienzos ya del siglo XX se llevaron a cabo algunos experimentos muy sencillos, con las mismas preguntas que el caballo solía responder en sus apariciones públicas pero sin que el señor Osten estuviera delante. La mayoría de las veces el caballo, sin su entrenador delante, fallaba. 

Con seguridad el señor Osten hacía algún tipo de seña al caballo cuando llegaba al número de pateos esperado y entonces Cleve Hans paraba. Según parece, el entrenador Osten no lo hacía a propósito, sino que los cambios en su cuerpo cuando se llegaba a la respuesta correcta hacían que el caballo detuviera el movimiento de su pata. Es decir, el señor Osten influía sin quererlo en Clever Hans y este respondía en función de las reacciones, posturas y gestos de su amo. 

Aquellos experimentos y el caso de Clever Hans se han hecho muy famosos, tanto es así que existe el Efecto Clever Hans. Este efecto se usa para denominar la situación que se da cuando el director de un experimento o la persona que lo lleva a cabo, conociendo la respuesta adecuada, influye mediante algún gesto, tono de voz, postura… en las respuestas de aquellos que están siendo sometidos al experimento. 

En conclusión, amigos de los animales, los caballos no saben matemáticas.


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