El otro día estuve recordando los tiempos en que iba a la escuela,
especialmente la educación básica o primaria, etapa en la cual los niños
comienzan especialmente su etapa de socialización, a conocerse entre ellos (los
pares) y a ir conociendo más el mundo a través de los ojos de un conjunto de
personas o individuos más allá de su núcleo familiar.
Esto me llevó a pensar también en
cómo a través de los tiempos se ha mantenido y se sigue manteniendo el acoso
escolar, bravuconería o bullying.
Por lo general y a lo largo de
los años este tipo de práctica se ha seguido manteniendo (y lamentablemente es
muy probable que se mantenga en mayor o menor medida) con mínimas variaciones,
pero siguiendo presente al fin y al cabo.
Quizás no sepas muy bien en qué
consiste el bullying ya sea porque nunca lo viviste de primera mano o nunca
conociste a alguien que lo sufrió. El bullying o acoso escolar es una acción
constante y repetitiva de hostigamiento, ya sea física o psicológica, para con
otra persona por parte de alguien que posee mejores capacidades físicas o
psicológicas. La persona que recibe el acoso escolar es por lo general un niño
o niña que se clasificaría como “víctima”, la cual no posee las suficientes
herramientas físicas, emocionales o cognitivas para enfrentar al acosador(a).
También la víctima tiende especialmente a ser una persona con escasas
habilidades sociales, lo que se traduce en poseer un temperamento más suave o
pasivo y muy posiblemente con autoestima baja.
Bajo ningún concepto se debiera
justificar el bullying. Sólo porque una persona tenga una forma de pensar
diferente, porque prefiera realizar otras actividades o porque no sea tan
popular en su forma de relacionarse no quiere decir que sea un “bicho raro” y que
debemos “castigarlo” por eso. Claro que no.
Conozco de primera fuente
personas que han sufrido bullying hace años, quienes me han comentado que su
vida escolar fue prácticamente un “infierno” siendo que ellos(as) sólo querían
estudiar, jugar de otra manera, comunicarse de otra forma, etc. Y una de las
cosas más impactantes es que en ciertos casos hasta el día de hoy hay
“víctimas” que siguen sufriendo pesadillas en las noches, en las cuales reviven
algunas experiencias traumáticas con sus acosadores(as)... 25 años después...
Hace algunos años atrás, las
principales vías de acoso escolar eran precisamente dentro de la escuela casi
en forma exclusiva, con algunas pequeñas variaciones, como por ejemplo si
víctimas y acosadores(as) se encontraban en algún lugar anexo, como por ejemplo
la calle, alguna plaza o parque o tal vez en una fiesta. Pero de todas maneras
existía un cierto “respeto” para evitar algún roce innecesario fuera del
ambiente natural que era la escuela. Y sobre todo, se tendía a evitar algún
problema si estaba algún adulto presente, como podrían ser los padres.
Lamentablemente en la actualidad
este tópico ha ido cambiando, y el bullying cada vez va siendo más invasivo,
más humillante e incluso hasta más violento. Si bien es cierto la temática es
la misma, el medio que nos rodea y las redes sociales han ido “facilitando” en cierta
medida la forma de seguir victimizando a quien sufre de bullying. Plataformas virtuales
tales como Flickr, Facebook, Whatsapp,
Instagram, Tinder, Tumblr, Snapchat entre otras pueden servir de trampolín para
dejar y enviar mensajes indeseables a las víctimas, las cuales se van sintiendo
cada vez más desprotegidas, ya que ahora ni siquiera fuera del contexto escolar
pueden lograr un descanso. De hecho, muchos(as) acosadores(as) optan por grabar
con sus teléfonos celulares (iphone o android) los abusos realizados a sus víctimas
y subirlos a la red a través de sitios tales como Youtube, Vimeo o Dailymotion. Además de sentir la humillación
escolar inherente a este tipo de violencia, ahora familiares, amigos y
conocidos pueden ver como l@s niñ@s víctimas de acoso escolar son molestad@s a
través de estos medios virtuales ya mencionados, aumentando aún más la
humillación y angustia propias de este tipo de situación.
Aunque esto de por sí ya es
bastante negativo, se puede rescatar que el hecho de poseer el bullying una tribuna
más pública a través de estas redes sociales nos da a todos los adultos que
somos testigos de estos acosos la oportunidad de poner de nuestra parte para
ayudar de mejor manera a las víctimas y tratar de educar en lo posible a los acosadores(as).
Intentar establecer una red de apoyo y que este tipo de maltrato escolar no sea
algo oculto o desconocido.
De hecho, han existido a lo largo
de los años anteriores situaciones en que muchos niños y niñas han vivido de
forma oculta y privada el bullying (ya sea por desconocimiento, temor, vergüenza,
etc.), llegando a niveles tan insostenibles que han terminado suicidándose. Y
ha sido en esos momentos en los cuales muchos padres y adultos han salido al
frente a decir que nunca pensaron que su hij@ estaba pasando por una situación
de esa índole.
Está en nuestras manos poder
ayudar en lo posible a quién lo requiere, especialmente si es un(a) niño(a). No
temamos ser entrometidos si vemos una situación de acoso escolar.
Increíblemente podemos cambiar el mundo de alguien que lo necesita, aunque no
lo sepamos en ese momento.
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